Amar es provocar desequilibrios en cada partícula del cuerpo-alma-espiritu que desplacen los equilibrios que la vida cotidiana te impone.
El amor es la continuidad de la línea inexorable que Einstein vio curva en el espacio resultado de la atracción de fuerzas incontrolables y que la realidad se empeña en mostrarnosla recta
Te quiero es un verbo transitivo que frecuentemente convertimos en intransitivo y vacío de contenido, lleno de intento de dominio del otro-a. Yo prefiero llenarlo de contenido de muchos objetos directos, muy directos. Te quiero comer, te quiero besar, te quiero acompañar, te quiero a mi lado en los buenos y malos momentos, en una proporción razonable, pues el amor ha de estar lleno de objetos bellos, de sensaciones placenteras, lo otro es compañerismo, solidaridad y ese conjunto de palabras sustitutorias de lo autentico.
Por todo ello no quiero olvidar, quiero retener las sensaciones, las vibraciones que recorren mi cuerpo cuando en un instante fugaz vibro junto al tuyo. No quiero olvidar los momentos que pasamos huyendo del tiempo, bajo el sol, en un lugar perdido frente al mar, teniendo solo a la naturaleza por testigo.
Siempre existirá en mí recuerdo una estrecha calle en pendiente recorrida por tus botas acariciando tus hermosas piernas.
Mi retina grabó tu sonrisa pícara de mujer experta y la mandó a un rinconcito de mi cerebro donde desplazó otras imágenes para ser la dueña de los recuerdos y elemento de comparación con otras sonrisas, con otros recuerdos.
Todo se relativiza con el tiempo. El tiempo no es la condición "sine qua non", lo es la acumulación de experiencia, el análisis de las mismas, las conclusiones, todo ello aplicado al amor un sentimiento irracional, visceral y ubicado en un órgano tan mecánico como el corazón que solo entiende de ritmos y bombeo.
Reflexiones teórica sobre una posibilidad de amor

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